Me gusta hacer referencia al placer como algo plural. Como algo que nos pertenece a todas las personas independientemente de nuestro sexo y/o género y que nos atraviesa de manera distinta. Pues hay tantos placeres, como personas. Y en cada persona, hay muchos tipos de placeres. Se trata pues, de investigarnos, dejarnos investigar, descubrirnos y dejarnos descubrir.
Me parece curioso que algo tan poderoso como el placer, se haya vivido socialmente de manera silenciosa. Incluso a veces, haciendo referencia a éste como algo pecaminoso, peligroso y negativo, en especial el placer femenino. Un ejemplo de ello es el poco interés que se ha mostrado a lo largo de la historia en relación con la sexualidad femenina e incluso la persecución de la figura de la mujer activa sexualmente; demonizándola o juzgándola por vivir su sexualidad de una manera libre y sin complejos, asociada erróneamente a una singularidad propia de la sexualidad masculina. […]